Para conseguir un crédito a través de cualquiera de las 20 sociedades de garantía que existen en España (en su mayoría de carácter territorial) es necesario ser socio de cualquiera de ellas. El primer paso para obtenerlo es presentar un proyecto que debe ser calificado como viable por parte de la sociedad.
“Los comités encargados de examinar los proyectos están formados por empresarios, por lo que, de entrada, ya somos más proclives a encarar el riesgo que los bancos. Contamos con el reaval de la compañía pública Cersa, por ello somos cuidadosos en decidir si avalamos o no a una empresa”, recuerda José Rolando Álvarez.
El segundo paso es pagar una cuota social, que varía dependiendo de la sociedad, desde un euro hasta los 400 euros, aunque hay que tener en cuenta que al haber otro tipo de pagos e intereses a lo largo del proceso, al final se terminan compensando los precios. Esta cuota es recuperable tras la amortización del préstamo, pero muchas empresas, señalan en Cesgar, deciden no recuperarlo por considerar que ese carácter mutualista de las SGR les ha beneficiado previamente a ellos.
El tercer y último paso es la presentación de la documentación necesaria acreditativa de la actividad a la que se va a destinar el capital solicitado y cuanta información sea necesaria para la realización del debido análisis de riesgo.
Hay que tener en cuenta que los préstamos avalados por sociedades de garantía conllevan una serie de pagos que se diferencian en comisiones de aval y de estudio. En las primeras, el tipo de interés varía según el tipo de aval.
Si son técnicos (aquellos que se otorgan para avalar servicios públicos), la media se sitúa entre el 0,25% y el 1,5%, según la sociedad, a calcular sobre la financiación total, y si son avales financieros, entre el 0,25% y el 1,50%. Para las comisiones de estudio, si son avales financieros, entre el 0,5% y el 0,75%, y para técnicos, entre el 0,25% y el 0,75%.
Fuente: Cinco Días